RESÚMENES

                                                                         

                                             RESÚMENES 


A RESUMIR !!!!!!!!!!!1


 ANA MARÍA LEYVA TRIAS


RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS II Y III DEL ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA.

Irene Livas González
Trabajo Realizado por: Ana María Leyva Trias.

Capítulo II
Dos tendencias distintas en la interpretación de los resultados

El propósito de este capítulo consiste en presentar las diferencias sustanciales entre la posición tradicional, conocida como evaluación por normas y la nueva tendencia, a la que se ha llamado evaluación por criterios.

 

Evaluación por normas


La característica esencial de la evaluación por normas es que los resultados de la medición se interpretan comparando el rendimiento de cada alumno con el de los demás miembros del grupo.

Los resultados de la evaluación por normas no siempre se expresan en términos ordinales. Pero también es posible  comparar la ejecución de un estudiante en particular no con la ejecución de cada uno de sus compañeros, sino con la ejecución promedio o normal de los mismos, esto mediante procesos estadísticos.

La evaluación por normas no nos dice lo que el estudiante puede o no puede hacer, sino si puede hacer más o menos que los demás.

En la evaluación por normas, la fuente de significado es la ejecución del grupo. Esto implica que, además de que las conclusiones no se refieren al conocimiento del estudiante acerca de la asignatura, sólo pueden ser generalizables a otras situaciones de evaluación con ese mismo grupo.

Así tenemos que en el juicio evaluativo, si un alumno es el mejor en una asignatura, por ejemplo, “el mejor estudiante de biología” no sólo no dice qué es lo que dicho estudiante sabe de la materia, sino que ni siquiera  garantiza que al trasladarse a un grupo distinto siga siendo el mejor, es decir, esto es relativo al grupo en el que se desempeñe.

Influencia de la Evaluación por Normas en la Técnica de Elaboración de Pruebas

En la evaluación por normas, el significado de la medición surge al comparar la ejecución individual con el rendimiento general del grupo.

A esa variación de los resultados de una prueba en un grupo se le conoce con el nombre de dispersión.
En una evaluación por normas, cuanto mayor sea la dispersión de los resultados obtenidos, más significativa será la comparación entre la puntuación particular y la ejecución del grupo.

Es importante señalar que la dispersión de los datos en una evaluación se debe a diferencias individuales; si en el momento de la medición todos los miembros del grupo son iguales en cuanto a la propiedad de medida, obtendrán todos un valor idéntico y en consecuencia no habrá dispersión.

Teniendo en cuenta esto, en la evaluación educativa no deberían ser frecuentes las distribuciones con gran dispersión; sin embargo, lo son. Se puede deber a que la labor del maestro no modifica en nada la variación natural de los grupos y está más relacionada con el procedimiento de elaboración de la prueba que con el de la propia enseñanza.

Pareciera ser que todos los maestros que van a realizar una evaluación por normas hacen todo lo posible por elaborar instrumentos de medición sensibles a las diferencias individuales más sutiles; elaboran reactivos de evaluación que miden el objetivo de aprendizaje en diversos grados de dificultad, superiores al que se había estipulado como aceptable; y cuando se trata de objetivos cuya ejecución no admite distintos grados de perfección, llegan a incorporar factores impertinentes, a fin de que funcionen como causas de dispersión.


Vínculo entre la Evaluación por Normas y la Orientación de la Educación Actual

El surgimiento de la evaluación por normas no fue fortuito, ni constituye un hecho aislado ni de dimensión exclusivamente tecnológica, sino que es la expresión de una concepción peculiar del proceso educativo, de sus fundamentos y funciones.

Se le ha asignado a la educación el papel de identificar dentro de la población de estudiantes aquella porción que encaja dentro de la pirámide de dificultad del proceso educativo. En cada etapa del proceso, los esfuerzos se dirigen a localizar a los alumnos que pueden seguir adelante y descartar a los restantes.

La directriz de la tarea educativa que ha prevalecido durante tantos años, parte de una premisa falsa. El proceso educativo no es por sí mismo una pirámide de facilidad-dificultad.

Por lo que se puede concluir, que la escuela se dedica en gran parte a localizar a los mejores y, por lo general, estos son los factores ajenos a la educación escolar.


Evaluación por Criterios

En la evaluación por criterios, los resultados de la medición se comparan con un criterio absoluto, constituido por lo que debe saber hacer el estudiante.

A este “saber hacer” se le conoce como dominio, que implica tanto la clase de tarea que ha de ejecutarse, como el contenido implicado en la ejecución.

Al realizar la evaluación, los resultados se comparan con el dominio correspondiente a fin de determinar qué es lo que puede hacer el estudiante y  si su ejecución es superior o inferior al dominio independientemente si es superior o no a la de los demás estudiantes.

En la evaluación por criterios, la fuente del significado es el dominio: mientras mejor se conozca el dominio y más precisamente se defina mayor significado tendrá la evaluación.

Para que sea posible realizar una evaluación por criterios, es necesario que el maestro tenga clara la meta a conseguir. Debe hacer una minuciosa descripción del dominio que el objetivo representa, pero debe procurarse realizar objetivos generalizados que impliquen otras conductas básicas y paralelas.

Es decir, que el maestro que desea aplicar la evaluación por criterios no debe conformarse con enunciar un objetivo de aprendizaje, sino que debe hacer una minuciosa descripción del dominio que ese objetivo representa.

Influencia de la Evaluación por Criterios en la Elaboración de las Pruebas

Para que los resultados de una evaluación por criterios,  se requiere que éstos sean generalizables a cualquier evaluación posible del mismo dominio en un alumno dado.

En términos generales hay dos formas de lograr que una prueba sea representativa. Una de ellas es la Evaluación por Normas, la cual consiste en elaborar una prueba con un número tan grande de reactivos de la materia, que por azar muchos de ellos se encuentren dentro del dominio.

Pero si la ejecución ha de compararse con un dominio como se hace en la evaluación por criterios, este debe hallarse perfectamente definido, en cuyo caso es posible elaborar una serie de reactivos que correspondan al dominio y lograr pruebas representativas con muy pocos reactivos.

Para controlar la exacta correspondencia de los reactivos con el dominio, puede resultar favorable representarlo en un esquema de conductas y contenidos implicados en el mismo dominio, de forma tal que se pueda elaborar una sola pregunta para cada punto clave del dominio, logrando con esto, lo que ya mencionamos,  pruebas  representativas y un número menor de reactivos.

Vínculo de la Evaluación por Criterios y la Orientación de la Educación

La educación que se imparte dentro de la escuela no tiene una función selectiva sino formativa. La obligación del maestro no consiste en identificar a los mejores alumnos  y a los peores, sino en hacer que  logren los objetivos y los dominios que éstos implican. No es cierto que haya algunos alumnos que pueden aprender mucho y otros que pueden aprender poco, sino que todos pueden aprenderlo todo.
Capítulo III

Funciones de la evaluación y distintas formas de interpretar los resultados

El objetivo de este capítulo es el saber aplicar la forma de interpretar los resultados que más convenga (normas o criterios), de acuerdo con la función que desempeñe la evaluación en cada uso particular.

Existen muchas confusiones y errores con respecto a la función de la evaluación, de las cuales, dos de ellas son las más generalizadas.

Uno de los errores consiste en considerar que el estudiante, por el simple hecho que él es el que va a aprender, sea el único factor evaluable dentro del fenómeno de la educación, siendo existen diferentes factores propensos a ser evaluados para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje y pueden ser el maestro, el programa de estudios, la organización, etc.

El segundo error es el de suponer que la evaluación solo puede realizarse al final de un proceso determinado. Con esto, la evaluación es inútil, ya que a estas alturas los errores ya son irremediables; es mejor realizar evaluaciones al principio, durante y al final del proceso a fin de que se puedan obtener datos para realizar posibles ajustes necesarios en el proceso de enseñanza aprendizaje.


La Evaluación como Base para Tomar Decisiones Respecto a los Alumnos

Las decisiones respecto a los alumnos se toman principalmente al inicio y al final del proceso enseñanza-aprendizaje.


Al principio: Esta evaluación es con el fin de ubicar al alumno con respecto al grupo y al curso en sí.

Ubicación del Alumno con Respecto al Grupo

Recientemente se ha hablado mucho acerca de la importancia de adaptar la enseñanza a las necesidades y características especiales de cada estudiante, pero actualmente esto es imposible por los grupos tan numerosos y la diversidad de antecedentes educativos que cada alumno posee.

Por lo anterior, lo más conveniente es evaluar el desempeño global de los alumnos antes de iniciar el curso y dividir el grupo en subgrupos a fin de reducir las diferencias académicas dentro de cada subgrupo.

 Procedimiento

Para hacer la división se debe seguir el siguiente procedimiento:

1.    Obtener las puntuaciones de la prueba de rendimiento que se haya utilizado como base para el diagnóstico.
2.    Ordenar en una distribución de puntuaciones.
3.    Dividir la distribución en tantas partes como grupos se vayan a integrar.

Ubicación  del Alumno Respecto al Curso

Para hacer esto, se deben preparar dos tipos de pruebas: una que evalúe los objetivos del curso y otra que evalúe las “conductas de entrada” del mismo.

Dado que en ambos casos se debe comparar a cada alumno con un dominio determinado y no con el resto del grupo, las pruebas deben elaborarse de acuerdo con las recomendaciones de la evaluación por criterios; por lo tanto se debe comenzar por representar el dominio para determinar cuáles puntos ameritan la elaboración de un reactivo.

La evaluación por criterios requiere de una interpretación de naturaleza absoluta, de “todo o nada”: el alumno posee o no los objetivos; posee o no los requisitos.

Este tipo de interpretación conduce a una decisión binaria, que en el caso de la evaluación diagnóstica debería implicar el ingreso o no ingreso al curso.

Una de las limitaciones del sistema es que la organización no faculta al profesor a rechazar a un alumno que oficialmente ha sido admitido; sin embargo, es muy conveniente examinar el problema del diagnóstico con esta concepción, aunque solo sea para informar al estudiante sobre los resultados, esperando que sea el mismo quien tome la decisión pertinente.


Procedimiento

Una vez aplicadas las pruebas, deben interpretarse de acuerdo con el siguiente procedimiento:

1.    Fijar un límite de error aceptable. Es muy recomendable fijar un pequeño margen de error que pueda ser atribuido a factores ajenos al conocimiento del alumno; este margen suele ser equivalente al 10% o 20% de la puntuación total.
2.    Obtener la puntuación correspondiente a cada alumno.
3.    Comparar la puntuación con el límite establecido. Para decidir si el alumno en cuestión está o no en condiciones de tomar el curso,
4.    Emitir el dictamen correspondiente.

Al final: Esta evaluación se realiza con el propósito de calificar al alumno.

Existen múltiples sistemas de calificación (unos cualitativos y otros cuantitativos; unos tienen solo dos categorías y otros hasta 100), pero su elección no es arbitraria, sino que depende del tipo de evaluación que se haya realizado. Algunos de los sistemas son adecuados para la evaluación por normas y otros lo son para la evaluación por criterios.

La Calificación en la Evaluación por Normas

A la evaluación por normas corresponden los sistemas de escalas y grados, ya sean cualitativos o cuantitativos (NA, S,  B, MB ó 6-10), pues éstos suponen una comparación entre los mismos alumnos.

Esta conversión debe basarse en la media y la desviación estándar de la distribución de puntuaciones.

Procedimiento

Para asignar calificaciones a las puntuaciones que arroja la prueba, se debe tomar a la media como punto de referencia, la cual debe coincidir con la mitad de la escala de calificaciones que se aplicará.

Partiendo de la media, se asigna una calificación a cada desviación estándar.


Calificación para la Evaluación por Criterios

Para la evaluación por criterios el sistema de evaluación idóneo es el binario: acreditado/no acreditado, promovido/no promovido.

Para aplicar el sistema binario de calificación se debe establecer previamente la mínima calificación aceptable (usualmente un 80% o 90% de la calificación máxima). Luego se califican las pruebas comparando la puntuación total con la puntuación mínima aceptable. Si la puntuación del alumno esta dentro del límite establecido, se le asigna su calificación que implica su promoción al siguiente curso o la acreditación de a materia; en caso contrario, se le asigna la calificación que indica no promoción o no acreditación.

Opción A

Cuando el sistema de calificación permite que el alumno ingrese a un curso en el punto donde más le convenga y no necesariamente desde el principio, vale la pena contar con un sistema de calificación de porcentajes que indique que proporción del contenido domina cada alumno. En tal caso, la prueba debe dividirse en porciones, asignando a cada una un porcentaje de la puntuación total y una puntuación mínima aceptable. Para calificarla se procede con una porción como si se tratara de una sola prueba y después se suman todas las puntuaciones.

Opción B

Considerando que la evaluación por criterios aumenta la eficacia del proceso enseñanza-aprendizaje.

Una forma de hacerlo sería dividir los objetivos del curso de acuerdo con su importancia en tantas clases como calificaciones aprobatorias contenga el sistema de calificación: tres para los sistemas de letras (S, B, MB) y cinco para los sistemas de números (6-10), y después elaborar una prueba para cada clase de objetivos y calificar a cada alumno de acuerdo con las categorías de los objetivos alcanzados.

La importancia de cada objetivo se debe considerar desde dos puntos de vista distintos: la posibilidad de aplicación en la vida real y su utilidad pedagógica.

Estamos frente a un gran reto, asumir  la nueva tendencia, a la que se ha llamado evaluación por criterios, que nos exige mayor preparación e inversión de tiempo, pero que facilitará en gran medida el proceso de aprendizaje-enseñanza y que nos permitirá preparar a nuestros alumnos para la vida.


Livas, G. I. (2001). Análisis e Interpretación de los resultados de la evaluación educativa, México: Trillas.





VERÓNICA E. NORIEGA FERNÁNDEZ


MAESTRÍA EN EDUCACIÓN SUPERIOR

INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR

RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS 2 Y 3 DEL LIBRO “ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA”.

(Irene Livas González.)

Participante: Verónica Noriega.

Capítulo 2
“Dos tendencias distintas en la interpretación de los resultados”

La intención de este capítulo reside en mostrar las diferencias esenciales entre el enfoque tradicional, conocido como evaluación por normas y el enfoque más reciente, al que se ha llamado evaluación por criterios.

 

Evaluación por normas


La peculiaridad  de la evaluación por normas es que los resultados de la medición se interpretan comparando el rendimiento de cada alumno con el de los demás miembros del grupo.

Los resultados de esta evaluación  no siempre se expresan en términos ordinales. Este tipo de evaluación no tan solo compara la ejecución de un estudiante en particular con la ejecución de cada uno de sus compañeros, sino también con la ejecución promedio o normal de los mismos, esto mediante procesos estadísticos.

Es importante resaltar que la evaluación por normas no nos dice lo que el alumno puede o no puede hacer, sino si puede hacer más o menos que los demás.

En este tipo de evaluación (por normas), la fuente de significado es la ejecución del grupo. Esto significa que, además de que las conclusiones no se refieren al conocimiento del estudiante acerca de la asignatura, sólo pueden ser generalizables a otras situaciones de evaluación con ese mismo grupo.

Así tenemos que en el juicio evaluativo, si un alumno es el mejor en una asignatura, por ejemplo, “el mejor estudiante de inglés” no refleja lo qué dicho alumno sabe de la materia, sino que ni siquiera  garantiza que al encontrarse en un grupo distinto siga siendo el mejor, es decir, esto es relativo al grupo en el que se desempeñe.

Influencia de la Evaluación por Normas en la Técnica de Elaboración de Pruebas

En la evaluación por normas, el significado de la medición surge al comparar la ejecución individual con el rendimiento general del grupo.

A esa variación de los resultados de una prueba en un grupo se le conoce con el nombre de dispersión.
En una evaluación por normas, cuanto más grande sea dispersión de los resultados obtenidos, más significativa será la comparación entre la puntuación particular y la ejecución del grupo.

La dispersión de los datos en una evaluación se debe a diferencias individuales; si en el momento de la medición todos los miembros del grupo son iguales en cuanto a la propiedad de medida, obtendrán todos unos valores idénticos y como resultado no habrá dispersión.

      En la evaluación educativa las distribuciones con gran dispersión no deberían ser frecuentes; sin embargo, lo son. Se puede deber a que la labor del profesor no modifica en nada la variación natural de los grupos y está más relacionada con el procedimiento de elaboración de la prueba que con el de la propia enseñanza.

Pareciera ser que todos los profesores que van a elaborar una evaluación por normas hacen todo lo posible por preparar instrumentos de medición sensibles a las diferencias individuales más sutiles; elaboran reactivos de evaluación que miden el objetivo de aprendizaje en diversos grados de dificultad, superiores al que se había estipulado como aceptable; y cuando se trata de objetivos cuya ejecución no admite distintos grados de perfección, llegan a incorporar factores impertinentes, a fin de que funcionen como causas de dispersión.


Vínculo entre la Evaluación por Normas y la Orientación de la Educación Actual

El aparecimiento de la evaluación por normas no fue casual, ni constituye un hecho aislado ni de dimensión exclusivamente tecnológica, sino que es la expresión de una concepción propia del proceso educativo, de sus fundamentos y funciones.

Se le ha dado a la educación el papel de identificar en la población de estudiantes aquella porción que encaja dentro de la pirámide de dificultad del proceso educativo. En cada etapa del proceso, los esfuerzos se enfocan a localizar a los alumnos que pueden seguir adelante y descartar a los restantes.

La línea de la tarea educativa que ha prevalecido durante tantos años, parte de una premisa falsa. El proceso educativo no es por sí mismo una pirámide de facilidad-dificultad.

Para concluir diremos que la escuela se dedica en gran parte a localizar a los mejores y, por lo general, estos son los factores ajenos a la educación escolar.


Evaluación por Criterios

En este tipo de evaluación, los resultados de la medición se comparan con un criterio absoluto, constituido por lo que debe saber hacer el estudiante.

Estamos hablando del el  “saber hacer”  al cual se le conoce como dominio, que implica tanto la clase de tarea que ha de ejecutarse, como el contenido implicado en la ejecución.

Al ejecutar la evaluación, los resultados se comparan con el dominio correspondiente a fin de determinar qué es lo que puede hacer el estudiante y  si su ejecución es superior o inferior al dominio independientemente si es superior o no a la de los demás estudiantes.

En esta evaluación, la fuente del significado es el dominio: mientras mejor se conozca el dominio y más precisamente se defina mayor significado tendrá la evaluación.

Para poder realizar una evaluación por criterios, es necesario que el maestro tenga muy claro la meta a lograr. Debe hacer una concienzuda descripción del dominio que el objetivo representa, pero debe proponerse realizar objetivos generalizados que impliquen otras conductas básicas y paralelas.

En otras palabras, el maestro que desea utilizar la evaluación por criterios no debe conformarse con enunciar un objetivo de aprendizaje, sino que debe hacer una minuciosa descripción del dominio que ese objetivo representa.

Influencia de la Evaluación por Criterios en la Elaboración de las Pruebas

Para lograr los resultados esperados de una evaluación por criterios,  se requiere que éstos sean generalizables a cualquier evaluación posible del mismo dominio en un alumno dado.

Hay dos formas de lograr que una prueba sea representativa:

1.    Una de ellas es la Evaluación por Normas, la cual consiste en elaborar una prueba con un número tan grande de reactivos de la materia, que por azar muchos de ellos se encuentren dentro del dominio.
2.    Pero si la ejecución ha de compararse con un dominio como se hace en la evaluación por criterios, este debe hallarse perfectamente definido, en cuyo caso es posible elaborar una serie de reactivos que correspondan al dominio y lograr pruebas representativas con muy pocos reactivos.

Para controlar la exacta correspondencia de los reactivos con el dominio, puede resultar favorable representarlo en un esquema de conductas y contenidos implicados en el mismo dominio, de forma tal que se pueda elaborar una sola pregunta para cada punto clave del dominio, logrando con esto, lo que ya mencionamos,  pruebas  representativas y un número menor de reactivos.

Vínculo de la Evaluación por Criterios y la Orientación de la Educación

En el salón de clases, la educación que se imparte no tiene una función selectiva sino formativa. El deber del maestro no consiste en identificar a los mejores estudiantes  y a los peores, sino en hacer que  consigan los objetivos y los dominios que éstos implican. No es cierto que haya algunos alumnos que pueden aprender mucho y otros que pueden aprender poco, sino que todos pueden aprenderlo todo.
Capítulo III

Funciones de la evaluación y distintas formas de interpretar los resultados

El propósito de este capítulo es el saber aplicar la forma de interpretar los resultados que más convenga (normas o criterios), de acuerdo con la función que desempeñe la evaluación en cada uso particular.

Hay  muchas confusiones y errores con respecto a la función de la evaluación, de las cuales, dos de ellas son las más generalizadas.

Uno de los errores consiste en considerar que el estudiante, por el simple hecho que él es el que va a aprender, sea el único factor evaluable dentro del fenómeno de la educación, siendo existen diferentes factores propensos a ser evaluados para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje y pueden ser el maestro, el programa de estudios, la organización, etc.

El segundo error es el de suponer que la evaluación solo puede realizarse al final de un proceso determinado. Con esto, la evaluación es inútil, ya que a estas alturas los errores ya son irremediables; es mejor realizar evaluaciones al principio, durante y al final del proceso a fin de que se puedan obtener datos para realizar posibles ajustes necesarios en el proceso de enseñanza aprendizaje.


La Evaluación como Base para Tomar Decisiones Respecto a los Alumnos

Las decisiones respecto a los alumnos se toman principalmente al inicio y al final del proceso enseñanza-aprendizaje.


Al principio: Esta evaluación es con el fin de ubicar al alumno con respecto al grupo y al curso en sí.

Ubicación del Alumno con Respecto al Grupo

Últimamente se ha hablado mucho acerca de la relevancia de adaptar la enseñanza a las necesidades y características específicas de cada estudiante, pero actualmente esto es imposible por los grupos tan numerosos y la diversidad de antecedentes educativos que cada alumno posee.

Por lo anterior, lo más conveniente es evaluar el desempeño global de los alumnos antes de iniciar el curso y dividir el grupo en subgrupos a fin de reducir las diferencias académicas dentro de cada subgrupo.

Procedimiento

Los siguientes procedimientos deben ser seguidos:

1.    Obtener las puntuaciones de la prueba de rendimiento que se haya utilizado como base para el diagnóstico.
2.    Ordenar en una distribución de puntuaciones.
3.    Dividir la distribución en tantas partes como grupos se vayan a integrar.

Ubicación  del Alumno Respecto al Curso

 Dos tipos de pruebas se deben realizar: una que evalúe los objetivos del curso y otra que evalúe las “conductas de entrada” del mismo.

Debido a que  en ambos casos se debe comparar a cada alumno con un dominio determinado y no con el resto del grupo, las pruebas deben elaborarse de acuerdo con las recomendaciones de la evaluación por criterios; por lo tanto se debe comenzar por representar el dominio para determinar cuáles puntos ameritan la elaboración de un reactivo.

La evaluación por criterios requiere de una interpretación de naturaleza absoluta, de “todo o nada”: el alumno posee o no los objetivos; posee o no los requisitos.

Este tipo de interpretación conduce a una decisión binaria, que en el caso de la evaluación diagnóstica debería implicar el ingreso o no ingreso al curso.

Una de las limitaciones del sistema es que la organización no faculta al profesor a rechazar a un alumno que oficialmente ha sido admitido; sin embargo, es muy conveniente examinar el problema del diagnóstico con esta concepción, aunque solo sea para informar al estudiante sobre los resultados, esperando que sea el mismo quien tome la decisión pertinente.


Procedimiento

Aplicadas las pruebas, deben interpretarse de acuerdo con el siguiente procedimiento:

1.    Fijar un límite de error aceptable. Es muy recomendable fijar un pequeño margen de error que pueda ser atribuido a factores ajenos al conocimiento del alumno; este margen suele ser equivalente al 10% o 20% de la puntuación total.
2.    Obtener la puntuación correspondiente a cada alumno.
3.    Comparar la puntuación con el límite establecido. Para decidir si el alumno en cuestión está o no en condiciones de tomar el curso,
4.    Emitir el dictamen correspondiente.

Al final: Esta evaluación se realiza con el propósito de calificar al alumno.

Existen múltiples sistemas de calificación (unos cualitativos y otros cuantitativos; unos tienen solo dos categorías y otros hasta 100), pero su elección no es arbitraria, sino que depende del tipo de evaluación que se haya realizado. Algunos de los sistemas son adecuados para la evaluación por normas y otros lo son para la evaluación por criterios.

La Calificación en la Evaluación por Normas

A la evaluación por normas corresponden los sistemas de escalas y grados, ya sean cualitativos o cuantitativos (NA, S,  B, MB ó 6-10), pues éstos suponen una comparación entre los mismos alumnos. Esta conversión debe basarse en la media y la desviación estándar de la distribución de puntuaciones.

Procedimiento

Es importante tomar en cuenta que para asignar calificaciones a las puntuaciones que arroja la prueba, se debe tomar a la media como punto de referencia, la cual debe coincidir con la mitad de la escala de calificaciones que se aplicará. Partiendo de la media, se asigna una calificación a cada desviación estándar.


Calificación para la Evaluación por Criterios

El sistema de evaluación idóneo para este tipo de evaluación, es el binario: acreditado/no acreditado, promovido/no promovido. Para aplicar el sistema binario de calificación se debe establecer previamente la mínima calificación aceptable (usualmente un 80% o 90% de la calificación máxima). Luego se califican las pruebas comparando la puntuación total con la puntuación mínima aceptable. Si la puntuación del alumno esta dentro del límite establecido, se le asigna su calificación que implica su promoción al siguiente curso o la acreditación de a materia; en caso contrario, se le asigna la calificación que indica no promoción o no acreditación.

Opción A

Cuando el sistema de calificación permite que el alumno ingrese a un curso en el punto donde más le convenga y no necesariamente desde el principio, vale la pena contar con un sistema de calificación de porcentajes que indique que proporción del contenido domina cada alumno. En tal caso, la prueba debe dividirse en porciones, asignando a cada una un porcentaje de la puntuación total y una puntuación mínima aceptable. Para calificarla se procede con una porción como si se tratara de una sola prueba y después se suman todas las puntuaciones.

Opción B

          La evaluación por criterios aumenta la eficacia del proceso enseñanza-aprendizaje.

Una manera de elaborarlo sería dividir los objetivos del curso de acuerdo con su importancia en tantas clases como calificaciones aprobatorias contenga el sistema de calificación: tres para los sistemas de letras (S, B, MB) y cinco para los sistemas de números (6-10), y después elaborar una prueba para cada clase de objetivos y calificar a cada alumno de acuerdo con las categorías de los objetivos alcanzados.

Cada objetivo se debe considerar desde dos puntos de vista distintos: la posibilidad de aplicación en la vida real y su utilidad pedagógica.

Asumir  la nueva tendencia, a la que se ha llamado evaluación por criterios, nos exige mayor preparación e inversión de tiempo, pero eventualmente  facilitará en gran medida el proceso de aprendizaje-enseñanza esperado que nos permitirá preparar resolver cualquier problema que tengan en su vida diaria y laboral.


Livas, G. I. (2001). Análisis e Interpretación de los resultados de la evaluación educativa, México: Trillas.



MARÍA JUANA LÓPEZ


Reporte de Capítulo II y III de Irene Livas González.

Lic. María Juana López Mendoza
Maestría en Educación Superior

Cuadro comparativo:

Avaluación por Normas
Avaluación por Criterios
Posición Tradicional
Nueva Tendencia
Emite juicios, hay ordenamiento, distinción y compara entre los resultados del alumno y  los demás miembros del grupo.
Hay comparación con un criterio absoluto constituido por lo que debe saber hacer el estudiante.
Da resultados numéricos, solo indica si puede hacer más o menos que los demás. Son relativos y la calificación depende del grupo.
Determina qué es lo que puede hacer el estudiante en cuanto a una ejecución superior o inferior al dominio.
 La fuente de significado es la ejecución del grupo.
La fuente del significado es el Dominio.
Las pruebas elaboradas para esta evaluación presentan grados de dificultad para que los alumnos se distribuyan en un rango amplio (Numeroso reactivos de diversos grados de dificultad)
La evaluación por criterios inicia cuando se generaliza  la práctica de especificar objetivos de aprendizaje.
El proceso educativo es en forma de pirámide. Sigue un patrón de fácil (primeros grados) a difícil (últimos Grados).
El objetivo debe implicar otras conductas básicas y paralelas, y el contenido ha de referirse a una clase de elementos más que a un elemento único.
El profesor se limita a elegir contenidos y no a atender la conducta que debe realizar el estudiante con esos contenidos. No hay claridad en la meta a seguir y no sabe si hubo  logros o no.
El maestro que evalúa por criterios debe hacer una minuciosa descripción del dominio que ese objetivo representa. Debe lograr que los alumnos cumplan con los objetivos y los dominios que éstos implican proporcionando experiencias y tiempos necesarios para lograrlo.
La escuela busca a los mejores alumnos  que a veces ellos adquieren avances por factores ajenos a la educación escolar.
La evaluación por criterios es más costosa, elimina el reconocimiento de la superioridad de unos sobre otros.

La evaluación tiene tres elementos principales:
1.- Obtención de información sistemática y objetiva acerca del rendimiento escolar del alumno.
2.- Interpretación de dicha información.
3.- Empleo de las conclusiones de la interpretación como base para la toma de decisiones.
No sólo el alumno es un factor evaluable sino también el maestro, el programa de estudios, la organización de la experiencia de aprendizaje, etc.
La evaluación se debe aplicar antes de iniciar el proceso de enseñanza aprendizaje, durante su desarrollo y al final para obtener datos que permitan ajustarla constantemente a las verdaderas necesidades del estudiante. Y entonces sirva de base para la toma de decisiones. Y se reconozca lo que ha aprendido el alumno y en algún momento las calificaciones sean innecesarias.
Este tipo de evaluaciones dota a la institución de herramientas para la mejora del proceso educativo.
Bibliografía:
Livas, G.I. (2001).Análisis e interpretación de los resultados de la evaluación educativa, México:Trillas.


ADÁN MENESES


MATERIA: Instrumentos de Evaluación del Aprendizaje en la Educación Media Superior


PROFESOR: Mtra. Mercedes Fabiola Moreno Benítez


TEMA: Análisis e Interpretación de los resultados de la evaluación educativa.


ALUMNO: Adán Meneses Sastré.


GRADO: 1er. Semestre.



 Puebla, Pue; a 10 de Mayo de 2013.



Análisis e Interpretación de los Resultados de la Evaluación Educativa.
Irene Livas González

Capítulo II

Dos tendencias distintas en la interpretación de los resultados


El objetivo es citar las diferencias que existen entre la evaluación por normas y la evaluación por criterios.

2.1 Evaluación por normas


En la escuela se acostumbraban las ceremonias para premiar a los primeros lugares en cada asignatura como: “primer lugar en geografía”, “segundo lugar en matemáticas”, etc., o tal vez llegó a estar en los “cuadros de honor”. Casos, que en la actualidad son ejemplos de evaluación por normas.

2.1.1 ¿Qué es la evaluación por normas?

La características esencial de la evaluación por normas es que los resultados de la medición se interpretan comparando el rendimiento de cada alumno con el de los demás miembros del grupo.

Los resultados no siempre se expresan en términos ordinales; se puede comparar la ejecución de un estudiante en particular no con la ejecución de cada uno de sus compañeros, sino con la ejecución promedio o normal de los mismos, esto mediante procesos estadísticos.

La evaluación por normas no dice lo que el estudiante puede o no puede hacer, sino si puede hacer más o menos que los demás.

La fuente de significado es la ejecución del grupo. Las conclusiones no se refieren al conocimiento del estudiante sobre la asignatura, solo pueden ser generalizables a otras situaciones de evaluación con ese mismo grupo.

Si un alumno es el mejor en una asignatura X, no garantiza que al trasladarse a un grupo distinto siga siendo el mejor, es decir, esto es relativo al grupo en el que se desempeñe.

2.1.2 Influencia de la Evaluación por Normas en la Técnica de Elaboración de Pruebas
   

La figura anterior representa el juicio evaluativo de un estudiante Juan. Aunque el juicio es siempre el mismo, la ejecución del grupo se representa en tres modalidades distintas.

Como se puede apreciar, en la última situación es donde adquiere más significado el juicio, ya que a medida que se amplió el rango de ejecución del grupo, el significado de la medición se precisa.

En el ejemplo se manejaron escalas de categorías nominales, en la práctica se utilizan escalas numéricas, como en el ejemplo anterior, mientras más variación, mejor, de ahí que se utilicen escalas decilares (1-10) o percentiles (1-100).

Al ser más amplia la variación de la ejecución de un grupo los resultados obtenidos son más significativos. (A esta variación se le denomina Dispersión)

La dispersión de los datos en una evaluación se debe a diferencias individuales; si en el momento de la medición todos los miembros del grupo son iguales en cuanto a la propiedad de medida, obtendrán todos un valor idéntico y en consecuencia no habrá dispersión.

La enseñanza tiende a desvanecer las diferencias individuales y no a marcarlas, así en la evaluación educativa no deberían ser frecuentes las distribuciones con gran dispersión.

Los maestros que van a realizar una evaluación por normas hacen lo posible por elaborar instrumentos de medición sensibles  a las diferencias individuales elaborando reactivos de nivel más alto al estipulado como aceptable.

2.1.3 Vínculo entre la Evaluación por Normas y la Orientación de la Educación Actual

El surgimiento de la evaluación por normas es la expresión de una concepción peculiar del proceso educativo, de sus fundamentos y funciones.

¿Sabe cuántos alumnos ingresan a la primaria y cuantos egresan de la universidad?

En México, en 1959 ingresaron a la primaria 1 763 113 alumnos, y 17 años después 52 185 terminaron carreras universitarias; es decir, solo el 2.95% llego a este nivel.

Hay algo en lo que sí han tenido algo que ver los profesores: suponer que el proceso educativo es una especie de pirámide en cuya base se encuentran las tres académicas más fáciles y que va aumentando en dificultad hasta llegar a su cúspide donde se encuentran los conocimientos y habilidades que se adquieren en lo últimos años de las carreras universitarias.

Así la educación Identifica dentro de la población de estudiantes aquella porción que encaja dentro de la pirámide de dificultad del proceso educativo. En cada etapa del proceso, los esfuerzos se dirigen a localizar a los alumnos que pueden seguir adelante y descartar a los restantes.

Esto, ha sido la directriz de la tarea educativa durante tantos años, parte de una premisa falsa. El proceso educativo no es por sí mismo una pirámide de facilidad-dificultad. Tan fácil puede ser aprender a leer para un niño de 7 años como aprender a interpretar un electroencefalograma para un estudiante de medicina; todo es cuestión de requisitos. Si cuenta con los conocimientos o habilidades previas, el joven aprenderá a “leer” un electroencefalograma con la misma facilidad que un niño debidamente preparado aprende a leer un libro.

En teoría, cada etapa o curso escolar debe proveer los requisitos necesarios para pasar al siguiente; La escuela se dedica en gran parte a localizar los mejores y, estos son los factores ajenos a la educación escolar.

2.2 Evaluación por Criterios

2.2.1 ¿Qué es la evaluación por criterios?

En la evaluación por criterios, los resultados de la medición se comparan con un criterio absoluto, constituido por lo que debe saber hacer el estudiante.

A este “saber hacer” se le conoce como dominio, que implica tanto la clase de tarea que ha de ejecutarse, como el contenido implicado en la ejecución.

Al realizar la evaluación, los resultados se comparan con el dominio correspondiente para determinar que es lo que puede hacer el estudiante y  si su ejecución es superior o inferior al dominio independientemente si es superior o no a la de los demás estudiantes.

En la evaluación por criterios, la fuente del significado es el dominio: mientras mejor se conozca el dominio y más precisamente se defina mayor significado tendrá la evaluación.

Para poder realizar una evaluación por criterios, es necesario que el maestro tenga clara la meta a conseguir. Debe hacer una minuciosa descripción del dominio que el objetivo representa, pero debe procurarse realizar objetivos generalizados que impliquen otras conductas básicas y paralelas.

Así, el maestro que desea aplicar la evaluación por criterios no debe conformarse con enunciar un objetivo de aprendizaje, sino que debe hacer una minuciosa descripción del dominio que ese objetivo representa.

2.2.2 Influencia de la Evaluación por Criterios en la Elaboración de las Pruebas

Los resultados de una evaluación por criterios, deben ser generalizables a cualquier evaluación posible del mismo dominio en un alumno dado.

Hay dos formas de lograr que una prueba sea representativa. Una de ellas es la Evaluación por Normas, que consiste en elaborar una prueba con un número tan grande de reactivos de la materia, que por azar muchos de ellos se encuentren dentro del dominio.


 

      Pero si la ejecución ha de compararse con un dominio como se hace en la evaluación por criterios, este debe hallarse perfectamente definido, en cuyo caso es posible elaborar una serie de reactivos que correspondan al dominio y lograr pruebas representativas con muy pocos reactivos.

implicados en el mismo dominio, de forma tal que se pueda elaborar una sola pregunta para cada punto clave del dominio, logrando con esto que la prueba sea representativa y con muy pocos reactivos como se mencionaba anteriormente.


 


2.2.3 Vínculo de la Evaluación por Criterios y la Orientación de la Educación

La evaluación por criterios supone un concepto de la educación opuesto al de la evaluación por normas. La educación que se imparte dentro de la escuela no tiene una función selectiva sino formativa. La obligación del maestro no consiste en identificar a los mejores alumnos y a los peores, sino en hacer y otros logren los objetivos y los dominios que éstos implican. Todos loa alumnos pueden aprender todo; solo es necesario proporcionarles las experiencias y el tiempo necesarios.

Capitulo III
Funciones de la Evaluación y Distintas Formas de Interpretar los Resultados

Conocer la aplicación y la forma de interpretar los resultados que más convenga (normas o criterios).

Existen muchas confusiones y errores con respecto a la función de la evaluación, de las cuales, dos de ellas son las más generalizadas.

Un error consiste en considerar que el estudiante, por el simple hecho que el es el que va a aprender, sea el único factor evaluable dentro del fenómeno de la educación, existiendo factores propensos a ser evaluados para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje y pueden ser el maestro en sí, el programa de estudios, la organización, etc.

El segundo error es el suponer que la evaluación solo puede realizarse al final de un proceso determinado. Con esto, la evaluación es inútil, ya que a estas alturas los errores ya son irremediables; es mejor realizar evaluaciones al principio, durante y al final del proceso a fin de que se puedan obtener datos para realizar posibles ajustes necesarios en el proceso de enseñanza aprendizaje.

3.1 La Evaluación como Base para Tomar Decisiones Respecto a los Alumnos

Las decisiones respecto a los alumnos se toman principalmente al inicio y al final del proceso enseñanza-aprendizaje.

3.1.1

·         ·Al Principio: Esta evaluación es con el fin de ubicar al alumno con respecto al grupo y al curso en si.

3.1.1.1 Ubicación del Alumno con Respecto al Grupo

Se ha hablado mucho acerca de la importancia de adaptar la enseñanza a las necesidades y características especiales de cada estudiante, pero es imposible por los grupos tan numerosos y la diversidad de antecedentes educativos que cada alumno posee.

Lo más conveniente es evaluar el desempeño global de los alumnos antes de iniciar el curso y dividir el grupo en subgrupos a fin de reducir las diferencias académicas dentro de cada subgrupo.

Procedimiento

Para hacer la división se debe seguir el siguiente procedimiento:

1.    Obtener las puntuaciones de la prueba de rendimiento que se hay utilizado como base para el diagnóstico.
2.    Ordenar en una distribución de puntuaciones.
3.    Dividir la distribución en tantas partes como grupos se vayan a integrar.

3.1.1.2 Ubicación  del Alumno Respecto al Curso

¿Está preparado el estudiante para tomar el curso?, ¿Necesita realmente el curso? Todos tendemos a aceptar que el alumno que ha terminado el 3er grado de cualquier carrera sabe todo lo correspondiente al 1º, 2º y 3º, e ignora totalmente lo que se ve en el 4º.

Aun cuando hay que reconocer que esta clase de suposiciones y convenciones son necesarias para la organización escolar, debemos admitir también que aceptarlas ciegamente podría disminuir la eficacia del proceso enseñanza aprendizaje. Se ahorraría mucho tiempo y esfuerzo si se diera la oportunidad de cerciorarse de que realmente lo requiere y de que posee los requisitos para tomarlo.

Para hacer esto, se deben preparar dos tipos de pruebas: una que evalúe los objetivos del curso y otra que evalúe las “conductas de entrada” del mismo.


 Se debe comenzar por representar el dominio para determinar cuáles puntos ameritan la elaboración de un reactivo.

La evaluación por criterios requiere de una interpretación de naturaleza absoluta, de “todo o nada”: el alumno posee o no los objetivos; posee o no los requisitos.

Este tipo de interpretación conduce a una decisión binaria, que en el caso de la evaluación diagnóstica debería implicar el ingreso o no ingreso al curso.

Una de las limitaciones del sistema es que la organización no faculta al profesor a rechazar a un alumno que oficialmente ha sido admitido; pero, es muy conveniente examinar el problema del diagnóstico, solo para informar al estudiante sobre los resultados, esperando que el mismo tome la decisión pertinente.

Procedimiento

Una vez aplicadas las pruebas, deben interpretarse de acuerdo con el siguiente procedimiento:

1.    Fijar un límite de error aceptable. Es muy recomendable fijar un pequeño margen de error que pueda ser atribuido a factores ajenos al conocimiento del alumno; este margen suele ser equivalente al 10% o 20% de la puntuación total.
2.    Obtener la puntuación correspondiente a cada alumno.
3.    Comparar la puntuación con el límite establecido. Para decidir si el alumno en cuestión está o no en condiciones de tomar el curso, los resultados de cada tipo de prueba deben interpretarse de manera contraria: en el caso de los requisitos, la puntuación del alumno debe estar por encima del límite de lo establecido; en el caso de los objetivos del curso, la puntuación debe estar por debajo.
4.    Emitir el dictamen correspondiente.
3.1.2

·          Al final: Esta evaluación se realiza con el propósito de calificar al alumno.

Las calificaciones constituyen recompensas o castigos secundarios y artificiales en relación con la esencia del proceso educativo, pero al estudiante no le satisface aprender, sino que se le reconozca lo aprendido.

Independientemente de que las calificaciones resulten dañinas o beneficiosas, no cabe duda que son necesarias, pues constituyen los parámetros en los que han de basar sus decisiones los padres, los maestros del siguiente curso, las fuentes de trabajo y el estudiante mismo.

Existen múltiples sistemas de calificación (unos cualitativos y otros cuantitativos; unos tienen solo dos categorías y otros hasta 100), pero  la elección no es arbitraria, depende del tipo de evaluación que se haya realizado. Algunos de los sistemas son adecuados para la evaluación por normas y otros lo son para la evaluación por criterios.

3.1.2.1 La Calificación en la Evaluación por Normas

A la evaluación por normas corresponden los sistemas de escalas y grados, ya sean cualitativos o cuantitativos (NA, S,  B, MB ó 6-10), pues éstos suponen una comparación entre los mismos alumnos.

Una vez aplicada la prueba, el maestro se encuentra frente a una serie de puntuaciones que debe convertir en calificaciones. Esta conversión debe basarse en la media y la desviación estándar de la distribución de puntuaciones.

Procedimiento

Para asignar calificaciones a las puntuaciones que arroja la prueba, se debe tomar a la media como punto de referencia, la cual debe coincidir con la mitad de la escala de calificaciones que se aplicará.


 


 Partiendo de la media, se asigna una calificación a cada desviación estándar; así, para las puntuaciones superiores a la M, se asigna B a las que se ubican en el área del +1DE y MB a las incluidas en el área de +2DE; para las puntuaciones inferiores a la M, se asigna S a las que se ubican en el área de –1DE y NA a las que quedan incluidas en el área de –2DE.


 

Suponiendo que el valor de la media fuera 35 y el de la desviación estándar fuera 5, a todas las puntuaciones que caen entre 35 y 39 les correspondería B; a las que caen entre 30 y 34, les correspondería S, y a las que caen entre 25 y 29, les correspondería NA.


 

 A las pocas puntuaciones que caigan en el área de +3DE y –3DE se les asigna la misma calificación que a las de las desviaciones adyacentes.

3.1.2.2 Calificación para la Evaluación por Criterios

Para la evaluación por criterios el sistema de evaluación idóneo es el binario: acreditado/no acreditado, promovido/no promovido.

Para aplicar el sistema binario de calificación se debe establecer previamente la mínima calificación aceptable (usualmente un 80% o 90% de la calificación máxima). Luego se califican las pruebas comparando la puntuación total con la puntuación mínima aceptable. Si la puntuación del alumno esta dentro del límite establecido, se le asigna su calificación que implica su promoción al siguiente curso o la acreditación de a materia; en caso contrario, se le asigna la calificación que indica no promoción o no acreditación.

Opción A

Cuando el sistema de calificación permite que el alumno ingrese a un curso en el punto donde más le convenga y no precisamente desde el principio, vale la pena contar con un sistema de calificación de porcentajes que indique que proporción del contenido domina cada alumno. Así, la prueba debe dividirse en porciones, asignando a cada una un porcentaje de la puntuación total y una puntuación mínima aceptable. Para calificarla se procede con una porción como si se fuera una sola prueba y después se suman todas las puntuaciones.

Opción B

Si la evaluación por criterios aumenta la eficacia del proceso enseñanza-aprendizaje, hay que considerar la posibilidad de adaptar los sistemas de calificación propios de la evaluación por normas al proceso de la evaluación por criterios.

Para hacerlo sería dividir los objetivos del curso de acuerdo con su importancia en tantas clases como calificaciones aprobatorias contenga el sistema de calificación: tres para los sistemas de letras (S, B, MB) y cinco para los sistemas de números (6-10), y después elaborar una prueba para cada clase de objetivos y calificar a cada alumno de acuerdo con las categorías de los objetivos alcanzados.

Pero, la clasificación de los objetivos no es fácil; en primer lugar existe el problema de que la importancia de cada objetivo se debe considerar desde dos puntos de vista distintos: la posibilidad de aplicación en la vida real y su utilidad pedagógica. En algunos casos, estos criterios se contraponen; puede que un objetivo particular sea relativamente trivial por si mismo, pero que resulte necesario o útil para el aprendizaje de otros cuya importancia trasciende el ámbito escolar, o viceversa.

Vale la pena el esfuerzo que significa para el profesor modificar su propio sistema de evaluación aún dentro de un marco institucional tradicional, pues cabe esperar que estos cambios provoquen a la larga también una reforma administrativa.


Adán Meneses Sastre
Maestría en Educación Superior
Universidad La Salle Benavente










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